Uno de los grandes retos en las organizaciones es evaluar a las gerencias. A menudo se mide solo el cumplimiento de metas, pero eso no siempre refleja la verdadera productividad. ¿Qué pasa si el área entrega resultados, pero a costa de un equipo agotado y con alta rotación? ¿O si se cumplen tareas, pero sin aportar valor estratégico?
La productividad en las gerencias requiere una mirada más amplia: no solo medir cuánto se logra, sino también cómo se logra.
¿Qué medir en una gerencia?
En función de nuestra experiencia, lo más efectivo es equilibrar tres dimensiones:
- Resultados (el “qué”).
- Cumplimiento de objetivos.
- Eficiencia en costos y tiempos.
- Logro de indicadores clave del negocio.
- Procesos (el “cómo”).
- Capacidad de organizar recursos.
- Innovación y mejora continua.
- Cumplimiento de procesos estandarizados.
- Clima laboral dentro del área.
- Rotación de personal.
- Desarrollo y motivación de los equipos.
- Personas (el impacto).
Cuando una empresa solo mide resultados, corre el riesgo de “premiar” prácticas poco sostenibles. Por eso es necesario integrar métricas de procesos y personas para tener una visión integral.
Ejemplos comunes de errores al medir:
- Solo ver números: Un gerente de ventas cumple metas, pero lo hace desgastando a su equipo con horarios imposibles.
- No considerar la innovación: Una gerencia de operaciones cumple entregas, pero nunca busca formas de mejorar.
- Olvidar al equipo: Un gerente logra proyectos impecables, pero la mitad de su gente renuncia en el camino.
¿Cómo medir de forma efectiva?
Aquí es donde entran metodologías y herramientas que hemos implementado en distintas organizaciones:
- Evaluación de desempeño: permite medir de forma objetiva tanto resultados como comportamientos.
- Evaluación de competencias: identifica fortalezas y áreas de mejora en las habilidades clave de los gerentes.
- Indicadores de recursos humanos y tableros de control: ayudan a convertir la información en datos claros para la toma de decisiones.
Cuando se combinan estas prácticas, la dirección obtiene un panorama real: no solo sabe si los gerentes “cumplen”, sino si lo hacen de manera sostenible, estratégica y alineada al futuro de la organización.
Medir la productividad de las gerencias no es solo cuestión de números. Es un acto de visión estratégica y de empatía: reconocer que lo que importa no es únicamente lo que se logra, sino cómo se logra y qué deja en el camino.
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